Oda al Señor Grey Original
Siempre he creído que el éxito de los libros de Cincuenta Sombras de Grey se puede atribuir al personaje de Christian Grey. Para mí, la atracción de la trilogía no es tanto el tema del BDSM, sino el ensayo de una fantasía femenina establecida: un hombre mayor enigmático, rico y fabuloso que se salva de sus fechorías del pasado al enamorarse de una chica virginal más pobre y más joven.
En otras palabras, Cincuenta Sombras de Grey es como una novela romántica de Mills & Boon con tapones anales y cintas de bondage.
Anastasia Steel es la chica suertuda con quien mujeres de todo el mundo adoran sentirse identificadas. Todas deseamos la atención y la oportunidad de disfrutar de un billonario con abdominales que nos elige a nosotras antes que a todas las demás para prodigar sus atenciones y perversiones. Eso garantiza la excitación, aunque en ocasiones el señor Grey parecía un acosador.
Mi inversión personal en la fascinación por el señor Grey cayó en picado cuando Jamie Dornan fue elegido para interpretarlo en la adaptación de la película del primer libro de la trilogía. Aunque el señor Doman es un actor con talento, un gran bombón y parece vergonzoso en las entrevistas, hay un problema: la falta de química sexual entre él y Dakota Johnson, quien interpreta a Anastasia, acabó con la fantasía de la película para mí.
Christian nunca será mi señor Grey idealizado.
Hay otro señor Grey que me acelera el pulso. Me refiero a E. Edward Grey, el protagonista de la película Secretary que interpreta el maravilloso James Spader. Me cuesta creer que la película, basada en un relato breve de Mary Gaitskill, se publicó hace tanto tiempo, en el 2002. El director, Steven Shainberg, tuvo principalmente a Gwyneth Paltrow en el reparto como Lee Holloway, la mujer joven sumisa, pero su sustituta, Maggie Gyllenhaal, tuvo una química tan increíble con Spader que deja en vergüenza a Cincuenta Sombras.
E. Edward Grey comparte el apellido de Christian, así como el hecho de que ambos son dominantes. En todos los otros aspectos, son muy diferentes. Cuando vemos a E. Edward Grey por primera vez, está sentado tras su escritorio en una oficina que parece haber sido destrozada. Lee Holloway, una chica que ha aplicado para trabajar como la nueva secretaria del señor Grey, ha llegado a su entrevista justo después de ver la salida apresurada de su triste predecesora. Este señor Grey es nervioso y vulnerable. No da ninguna impresión de ser un abogado bien valorado.
Mi momento Grey favorito sucede cuando él le dice a Lee que salga del trabajo temprano para que pueda irse a casa caminando “como una gran mujer”, en vez de que su madre sobreprotectora la lleve al trabajo por la mañana y la vaya a buscar por la tarde. El hecho de que su jefe le haya dado permiso para dar una vuelta por el parque como una persona adulta hace que la experiencia le resulte un placer perverso. Es sólo cuando ella se ha vuelto una mujer independiente cuando ambos empiezan a disfrutar de juegos reales entre ellos. La única escena en Cincuenta Sombras de Grey que se le acerca a ésta es la vuelta en helicóptero, pero no se le aproxima lo suficiente para mi gusto.
En vez de una torre con muchas plantas de cristal y cromo, E. Edward Grey prefiere vivir en su espacio de oficina con muebles vintage, libros de legalidad y decoración retro. Un componente central de la película, el ambiente de trabajo del señor Grey y de Lee, cogió forma después de dos años de planificación por los directores de la película y la diseñadora de producción Amy Danger, quien había colaborado con Shainberg en varios proyectos. Danger dijo: Todos los materiales que usé [en la oficina] eran naturales: madera natural, bambú, carpintería metálica… Cuando no usaba materiales naturales, usaba colores naturales, como en el papel pintado botánico.” En contraste con la tecnología innovadora de las Grey Industries, E. Edward prefiere que Lee use una máquina de escribir manual para hacer su trabajo, en lugar de ordenadores.
Me encanta tener objetos viejos alrededor. El mundo de La Secretaria con sus atractivos escritores de caoba, grapadoras que hacen un ruido seco y bolígrafos rojos alimenta mi imaginación fetichista. No es de extrañar, así pues, que La Secretaria sea mi película favorita. Propone un mundo donde el BDSM puede existir sin la necesidad de incluir calabozos ni cualquier otra parafernalia innecesaria.
En su lugar, depende de la seducción de la conexión mental perversa e imaginativo y del humor compartido. La Secretaria no trata sobre las escenas de sexo ni la desnudez.
Es una historia de amor retorcida con errores de ortografía y azotes en las nalgas.
Cada vez que a Maggie Gyllenhaal le hacen preguntas sobre la película, ella se sonroja y dice que se divierte.
No me sorprende.
.
Amo La Secretaria. Es hermosa esa película, sin dudas en mi top 10 de películas favoritas.