Cuando me enteré de Instagram no tenía ni idea de lo fetichista que podría ser. Normalmente cuando hago una sesión de fotos, tengo que depender del talento de un fotógrafo y esperar unos días después de la sesión para obtener las mejores imágenes. Sin embargo, con Instagram, el proceso es muy rápido. En tan solo unos segundos, puedo hacerme una foto y compartirla por todas las redes sociales.
Para mí, el fetichismo existe en todo lo que nos rodea, si lo percibimos o no.
Fuera del ambiente controlado y controlador de un club o de la escena fetiche, no faltan oportunidades visuales para un fetichista: Un sujetador visto a través de una blusa, ver las bragas de una chica que va en moto, un agujero en unas medias debajo de una falda… Para el espectador ocasional, gracias a Instagram, se puede compartir todos estos momentos espontáneos.
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¡ Que foto más deliciosa la del tanga!