He tenido el privilegio de trabajar con algunos editores eróticos cuando trabajaba en compras y exportación en una imprenta, hace unos pocos años. Fue una gran diversión y causó un gran revuelo en mi compañía cuando le enseñé a mi jefe el contenido de mis “pedidos”.
Era una pequeña empresa familiar y, en teoría, preferían no publicar tales cosas, pero al fin y la cabo, el dinero es el dinero. Fue divertido ver cómo mi jefe cubría las portadas de los libros eróticos con las portadas de otros pedidos, sólo para que sus familiares no vieran el escándalo que se estaba produciendo en la fábrica.
Bromeé con algunos operadores de máquina sobre ir con calma con el “magenta” cuando se imprime un libro sobre sexo oral. Aquí estoy con mi colección de libros recolectados durante mis tiempos de representantes en una imprenta. También he puesto un par de libros no eróticos, sólo para crear un poco de contraste.
Fotografía Andrew O’Hara