A pesar de ser vegetariana, no tengo ningún problema con las pieles. me encanta la sensación de las pieles contra mi piel; me hacen sentir sexy, femenina y dominante. Me hacen imaginar como hubiera sido la verdadera Venus de las pieles.
La Venus de las pieles de Leopoldo Von Sacher-Masoch es mi libro favorito. Un amante muy influyente me lo dio como un manual de instrucciones para educarme hace años cuando era estudiante. La palabra masoquismo proviene no sólo del autor del libro pero por la esencia de la historia; masoquismo ha llegado a significar la tendencia de derivar placer de su propio dolor y / humillación.
La Venus de las pieles cuenta la historia de Severino, un hombre que se ha enamorado locamente de una viuda joven, Wanda von Dunajew y solicita ser su esclavo. Para Severino, Wanda es su Venus – una pelirroja con ojos verdes y piel de porcelana blanca. Naturalmente cuando leí el libro por primera vez, me identifiqué con ella.
Extracto de la Venus de las pieles de Leopoldo Von Sacher-Masoch.
La mañana es sofocante, el aire lleno de excitantes aromas. Me siento de nuevo bajo mi dosel de madraselvas, y leo la Odisea la historia de la encantadora que transformó a su adorador en bestia. ¡Deliciosa imagen del amor antiguo!
Un dulce estreñimiento pasa en las ramas y en los ramos; las hojas de mi libro se levantan y se escucha un fru-fru en la terraza.
Es un vestido de mujer.
He aquí a Venus sin las pieles; no esta vez es la viuda, y sin embargo, Venus también. ¡Oh, qué mujer!
¡Cuan bien le sienta su blanco y ligero peinador, cómo levanta sus ojos hacia mí, qué poéticas y preciosas parecen ser sus nobles formas! No es ni alta ni baja; su cabeza es más tentadora, más piante – en el gusto del tiempo de las marquesas francesas – que estrictamente bella, pero de todos modos arrebatadora. ¡Qué dulzura, qué preciosa travesura se lee en toda ella, hasta su pequeña boca! Su piel es tan fina, que es fácil distinguir las venas azules, incluso a través de la muselina que cubre sus brazos y su garganta. ¡Cómo cae su caballera roja en ricos bucles, ni rubios ni dorados, jugando los rizos sobre su nuca, diabólicos, pero adorables! Sus ojos me lanzan verdes destellos; porque son verdes sus ojos, de dulce potencia indescriptible , verdes como piedras preciosas, como los profundos lagos de las montañas.
Ella nota la confusión que me hace tan descortés – sentado y cubierto como permanezco – y sonríe maliciosamente.
Por fin me levanto y la saludo. Se aproxima y se echa a rír como un niño.
Yo balbuceo, como sólo puede balbucear un pequeño dilettante o un asno grande.
Así fue como nos conocimos.
La diosa me pregunta mi nombre y declina el suyo.
Al escribir Deséame como si me odiaras, me pareció natural hacer referencia La Venus de las pieles como una obra clave en la historia de la literatura de BDSM.
Este libro que fue un regalo años atrás ha llegado a ser mi Biblia.
Fotografía Sebas Romero.
Como me gusta tu piel de gallina por el frio y y esas tiras de la cortina pasando por tus pechos