Cuando veo a un agente de seguridad, o mejor todavía, un policía y veo unas esposas cayendo de su cinturón, me excito profundamente.
No hace falta ser amante de las esposas para apreciar el poder que tienen. Personalmente no me gusta usar las esposas metálicas sin embargo me da morbo lo que representan; es decir la promesa de un castigo y la posibilidad de ser cacheada…
No suelo llevar accesorios salvo mi anillo “claddagh” como hacen muchas irlandesas, pero si llevo algo, tiene que tener connotaciones fetichistas, si no, no lo llevo. Quería provocar la misma sensación en los demás que tengo yo cuando veo las esposas caídas del cinturón de un policía.
Fotografía: Sebas Romero