Tengo varios esclavos y cada uno tiene sus preferencias y fetiches. Uno en particular, le gusta ver como aplico mi maquillaje por el Skype. Le encanta el ritual; base, ojos, mejillas y pintalabios. Le gusta ver como mi cara se transforma pero lo que más le excita es cuando me equivoco y tengo que borrar lo que he hecho y empezar de nuevo.
Mi esclavo se queda en silencio cuando estoy definiendo los ojos con eyeliner negro. Es la precisión y mi concentración lo que le obsesiona.
Al delinear los labios, ya empieza a respirar más profundamente y noto su excitación. Cuando termino, le soplo un beso por el webcam y le pregunto si le gusta mi maquillaje. Se sonríe.
También disfruto de nuestras sesiones de maquillaje y a veces si me siento cruel, apago el webcam en un momento clave, así me suplica para que lo vuelva a encender. Después de todo, es un esclavo, y necesitan disciplina continua para obtener lo mejor de ellos.
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Fotos Lourdes Ribas de Pixelstudi
Maquillaje: Diana Shulga